¿Quien es Cristo?


Cristo como leyenda mítica

Cuando hablamos de mitos, éstos pueden entenderse en dos sentidos: El mito creado por una leyenda mítica y el mito creado en torno a algo real al que se le atribuyen virtudes que no tiene. Los dos sentidos de mito han sido aplicados a la figura de Cristo, pero ninguno es correcto.

En las leyendas míticas no hay personajes reales, son personajes ficticios creados por la mente humana. Los dioses míticos fueron creados por este tipo de leyendas. La Leyenda mítica es una narración que se cuenta como si fuera historia real, no como un cuento. Varios dioses míticos anteriores a Jesús, como Horus, Attis, Krishna, Mitra y Dionisio, tienen una gran semejanza con lo que se dice de Jesucristo. A través de la historia han surgido algunos eruditos que sugieren o afirman que los evangelios estarían inspirados en los relatos de esos dioses míticos anteriores a Cristo.

Este análisis comparativo ha sido abordado también por pensadores como David Friedrich Strauss (1808-1874), Voltaire (1694-1778) y Samuel Reimarus (1694-1768), entre otros. A principios del siglo XX, Arthur Drews (1865-1935), William Benjamin Smith (1850-1934) y John Mackinnon Robertson (1856-1933) se convirtieron en los proponentes más reconocidos de la teoría del “mito de Jesús”, y en épocas más recientes se han publicado numerosos argumentos a favor de estas teorías.

Algunos autores modernos, como Pepe Rodríguez, también sostienen esta hipótesis de que el cristianismo es un plagio de otras religiones. Pepe Rodríguez es licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Autónoma de Barcelona y doctor en Psicología por la Universidad de Barcelona. Es profesor de Periodismo de Investigación en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Autónoma de Barcelona y autor de varios libros. En su libro Mentiras Fundamentales de Iglesia Católica dice: “Está documentado que Mitra nació de virgen un 25 de Diciembre, en una cueva o gruta, que fue adorado por pastores y magos, fue perseguido, hizo milagros, fue muerto y resucitó al tercer día... y que el mito central de su culto era la eucaristía con la forma y fórmulas verbales idénticas a las que acabaría adoptando la Iglesia cristiana". De todo esto se deduce que “el cristianismo es un burdo plagio del culto a Mitra”. Es cierto que está documentado el paralelismo entre muchas cosas relacionadas con la vida de Jesús y lo que se dice de otros dioses míticos, pero lo que no está documentado es que el cristianismo sea plagio de otras religiones, y no está documentado porque eso no es verdad. Rodríguez dice que de todo eso “se deduce”… Lo deduce él, pero es una deducción falsa. En primer lugar el mitraísmo al que refiere este autor es el practicado por los romanos. El mitraísmo como tal es una religión muy antigua que parte de los vedas, y se conoce poco de sus tiempos primitivos. Lo que más se conoce, y esto es lo que está documentado, es su historia entre los romanos a partir del emperador Trajano (53-117 d.C.). Entre los romanos es donde se rendía a Mitra un culto algo semejante al que los cristianos rendimos a Cristo, pero ese culto empezó entre ellos después de iniciado el cristianismo, no antes, por lo que el cristianismo no pudo tener su fundamento en esas prácticas del mitraísmo romano.

Entre el Cristo en el que creemos nosotros y estos dioses míticos hay diferencias abismales que rompen todo vínculo de semejanza entre ellos. Está documentado que Cristo fue una persona real, que vivió entre nosotros en una época concreta, que hay testigos de su muerte en cruz, de su resurrección, y de sus muchos prodigios hechos en su vida real. No puede decirse con razón que este Cristo sea igual a unos dioses que solo son conocidos por sus leyendas míticas, aunque de ambos se digan cosas parecidas.

He reseñado intencionadamente los títulos de Pepe Rodríguez para que se vea que es una persona con muchos estudios. Cuando vemos a personajes así nos parece que tienen razón en todo lo que dicen, y tachamos de ignorantes a quienes no comparten sus ideas. Esto puede ser una de las causas por los que muchos nos cargan el San Benito de ignorantes a los cristianos porque no compartimos las hipótesis de algunos que por saber mucho de una cosa se creen que se saben todo de todo, y solo hay uno que sabe todo de todo, y ese es Dios, nosotros es a Éste al que creemos porque nos parece razonable creer a Dios antes que a esos sabelotodo.

V. Messori, periodista italiano, dice en Hipótesis de Jesús: ”La hipótesis de que el cristianismo es un plagio del mitraísmo no es más que otra de las muchas que se han opuesto a la tesis defendida por los apóstoles, pero por extraño que parezca, todas esas hipótesis no prosperan, mientras que la que contaron los apóstoles es la que siguen creyendo millones de hombres. ¿Cómo es posible que lo que contaron unos rudos pescadores haya prevalecido sobre lo que han contado personas que se tienen por doctas y con poder? Generaciones enteras de historiadores se han planteado, y continuarán haciéndolo, esta cuestión. Echar el puente que une la muerte de Jesús con el nacimiento del cristianismo es una mucho más ardua de lo que quieren hacernos creer todos los críticos juntos”.

Fuentes sobre la historia de Cristo

Las fuentes no cristianas de que disponemos son muy escasas, y las fuentes cristianas -escritos del Nuevo Testamento- no son neutrales porque los evangelios cuentan lo sucedido, pero ya interpretado desde la fe. Su interés y su objetivo primero no es describir los hechos al detalle, sino confesar y transmitir la fe en Jesucristo.

Fuentes no cristianas. Jesús de Nazaret no fue considerado persona importante en su época y por eso los historiadores de su tiempo no se ocuparon de él. Sólo encontramos algunas referencias muy aisladas. Jesús de Nazaret más bien pertenece al gremio de los olvidados en la historia universal de su tiempo. Tres nombres aparecen cuando queremos estudiar la historia de Jesús según los documentos no cristianos: Tácito, Suetonio y Plinio el Joven.

Tácito (55-120 d.C). En sus Anales de la Historia, escritos bajo el emperador Trajano, en el año 116 o 117, Tácito dedica un pasaje al incendio de la ciudad de Roma por obra de Nerón. En este pasaje se dice que el emperador apartó las sospechas que pesaban sobre él haciendo a los cristianos responsables del incendio y entregándolos a los más refinados tormentos. Tácito explica quiénes son los cristianos diciendo que ese nombre procede de Christos, a quien el procurador Poncio Pilato había ejecutado bajo el principado de Tiberio. Él ve en el movimiento cristiano una “ abominable superstición” Vemos que este documento de Tácito coincide con lo que dicen los Evangelios de que Cristo fue condenado a muerte por Poncio Pilato, y ejecutada la orden la víspera de la Pascua.

Suetonio (hacia el 75 - 155). Suetonio, que fue General romano y ejerció la función de Tribuno durante el tiempo de Trajano menciona una medida del emperador Claudio encaminada a expulsar de Roma a unos judíos que causaban tumultos a causa de un tal Chrestus. Este pasaje concuerda también con lo relatado en Hechos 18,2 donde se narra cómo Pablo se encontró en Corinto con un judío llamado Aquila que acababa de llegar de Italia con su mujer Priscila por haber decretado Claudio que todos los judíos saliesen de Roma. Suetonio está de acuerdo con Tácito en calificar a los cristianos de movimiento de “superstición” y dice que “como los judíos se soliviantaban continuamente, instigados por un tal Cresto, los echó de Roma”. Este decreto de expulsión de los judíos de Roma tuvo lugar sobre el 49-50.

Plinio el Joven ( hacia el 61-115 ). Plinio el Joven, estando en Bitinia como legado del emperador, escribió a éste una carta hacia el año 111 ó 113 para pedirle consejo sobre qué debía hacer con los cristianos. En su carta aporta algunos datos sobre el comportamiento de éstos: no son reos de ningún crimen, dice, al contrario se comprometen a no cometerlos; suelen reunirse un día fijo, de madrugada, para cantar salmos a Cristo como a un Dios. Trajano le aconsejó rechazar las denuncias anónimas y le prescribió que castigase a los que seguían diciéndose cristianos. Todo esto concuerda también con lo que se cuenta en los documentos del Nuevo Testamento.

Como vemos lo poco que sabemos de Cristo por los documentos históricos de la época no contradicen en nada los que dicen los Evangelios, y sí concuerda en varias cosas, por lo que podemos deducir que los textos que se citan en los documentos de los cristianos no son fruto de la fabulación de éstos.

Cristo según las fuentes rabínicas

Testimonium Flavium

Flavio Josefo era historiador judío, miembro de una familia de estirpe sacerdotal, que nació en el 37-38 d.C. Era defensor de la religión y cultura judías. Este historiador escribió entre otras obras La Guerra de los Judíos publicada entre los años 75 y 79 d. C. , y Las Antigüedades Judías publicada entre el 93-94 y en estas obras hace mención a Jesús. Tenemos cuatro versiones diferentes del “Testimonium Flavium” referidos a Jesús:

a) Versión de Eusebio. Por este mismo tiempo, vivió Jesús, hombre sabio, si es que hombre hay que llamarlo, porque realizaba obras portentosas: era maestro de los hombres que recibían gustosamente la verdad y se atrajo no sólo a muchos judíos, sino también a muchos griegos. Este era el Cristo. Habiéndole infligido Pilato el suplicio de la cruz, instigado por nuestros próceres, los que primero lo habían amado no cesaron de amarlo, pues al cabo de tres días nuevamente se les apareció vivo. Los profetas de Dios tenían dichas estas mismas cosas y otras incontables maravillas acerca de él. La tribu de los cristianos, que de él tomó el nombre, todavía no ha desaparecido hasta hoy. (Antigüedades, XVIII, citado en Eusebio, Historia eclesiástica.)

b) Versión de Agapio. Por esta época, hubo un hombre sabio llamado Jesús, de buena conducta; sus virtudes fueron reconocidas, y muchos judíos y de otra naciones se hicieron discípulos suyos. Y Pilato lo condenó a ser crucificado y a morir. Pero los que se habían hecho discípulos suyos predicaron su doctrina. Contaron que se les había aparecido tres días después de su crucifixión y que estaba vivo. Quizás era el Cristo sobre el que habían dicho cosas prodigiosas los profetas. (Agapio, Hitoria Universal)

c) Versión de Miguel El Sirio.- Por esta misma época, vivió Jesús, hombre sabio, si es que puede llamársele hombre. Porque era autor de obras gloriosas y maestro de verdad. Y muchos entre los judíos y entre las naciones se hicieron discípulos suyos. Se pensaba que era el Mesías. (Miguel El Sirio, Crónica)

d) Versión de San Jerónimo. En esta época vivió Jesús, hombre sabio, si es que se le puede llamar hombre. Efectivamente, era el autor de hechos admirables y maestro de los que reciben libremente la verdad. Además, muchos, tanto entre los judíos como entre los gentiles, se hicieron discípulos suyos, y se creía que era el Cristo...( San Jerónimo, De viris illustribus).

El Talmud. También en El Talmud se dicen pocas cosas de Jesús, y lo que se dice, como era de esperar por ser escrito judíos, es especialmente hostil a su persona. Sin embargo vienen a confirmar los hechos que nos cuentan los apóstoles, sólo que interpretados en otra clave. Aquí se afirma que Cristo realizó signos fruto de la hechicería, y que sedujo a Israel, y por eso fue condenado a morir en cruz y ejecutada la orden por las autoridades judías la víspera de Pascua. Se dice también que se proclamó Dios, y que anunció que volvería por segunda vez, y se le acusó de relativizar el valor de la Ley de Moisés. Éstos son algunos de sus párrafos: “Jesús practicó la hechicería y la seducción, y llevaba a Israel por mal camino. Intentaba hacerse Dios a sí mismo para que el mundo entero fuera por mal camino. Si dice que es Dios es un embustero y miente. Dijo que marcharía y volvería finalmente. Lo dijo y no lo hizo, y se burló de las palabras de los sabios”.

Como puede observarse, los escritos de las fuentes judías tampoco contradicen los hechos que se cuentan en los Evangelios, sino que los interpreta de otra forma. Actualmente hay movimientos judíos que reconocen a Jesús como el Mesías profetizado, pero sin renunciar a las prácticas del Judaísmo.

Estas fuentes no cristianas son poco abundantes, pero dejan claro sin lugar a dudas que Cristo existió realmente como hombre, y por lo mismo no es un invento de ningún hombre ni procede de leyendas míticas al estilo los dioses míticos.

Otras hipótesis sobre Jesucristo

Cristo como invento de los Apóstoles

Hermann Samuel Reimarus (1694-1768), fue uno de los pensadores que negó la existencia real del Cristo que adoramos los cristianos, sosteniendo que este Cristo es un mito inventado por los discípulos de un Cristo político que vivió en Palestina. Este admite la existencia real de un Cristo que vivió en Palestina, pero que no tiene nada que ver con el Cristo que hoy adoramos los cristianos.

Reimarus y sus partidarios sostienen que lo que ha llegado hasta nosotros a través de los Evangelios es el Cristo predicado por los apóstoles, el que ellos querían que creyésemos, pero según los partidarios de esta hipótesis el Cristo de Palestina fue un político fracasado, y ante este fracaso sus discípulos inventaron la historia de los evangelios. Esta idea de que el Jesús de los evangelios solo es un mito inventado por sus discípulos la fueron desarrollando otros pensadores y se fue extendiendo en el ambiente. Ante estos hechos los pensadores cristianos no tuvieron más remedio que dedicarse a investigar cual era la verdad para poder refutar las aseveraciones de Reimarus y sus partidarios, y así nació la etapa del Cristo histórico.

El Cristo histórico

Para contrarrestar las ideas de Reimarus y sus partidarios, y para contrarrestar la idea de que los apóstoles habían inventado los evangelios, los autores cristianos se dedicaron a presentar un Cristo basado en los hechos conocidos. Uno de los representantes más significativos de esta tendencia fue el alemán HARNACK. Los autores de esta corriente presentaban a Jesús como un gran maestro y un gran moralista, dando con ello una imagen distorsionada del verdadero Jesús de los Evangelios. Estos, intentando buscar la verdad, querían presentar solo hechos reales libres de toda interpretación, y con esto consiguieron un Cristo ininteligible, porque los hechos desnudos de toda aclaración que nos indique el cómo y el porqué del hecho no dan una idea cabal de la realidad, y se prestan a multitud de especulaciones.

Finalmente en el año 1892 otro investigador también alemán, Martín KÄHLER, empezó a defender que El Cristo real era el Cristo que fue predicado por los apóstoles, y así se volvió al origen del movimiento histórico de la primitiva Comunidad cristiana. Con los documentos históricos que hoy conocemos podemos llegar a demostrar que la existencia del Cristo de los evangelios es real, y que lo que dicen los evangelios se corresponde con la realidad histórica del momento en que ocurrieron los hechos que allí se describen.

El Cristo Profeta

Ya desde los inicios de la vida pública de Jesús se empezó a decir que era un profeta. ¿Lo era? Muchos cristianos no toleran esta interpretación porque dicen que es rebajar la categoría de Cristo, que es el Hijo de Dios, y como tal es Dios y hombre. Para otros como los islamistas y algunas corrientes cristianas Cristo es solo un profeta, un gran Profeta sí, pero solo profeta, no Dios, porque elevar un hombre a la categoría de Dios sería rebajar a Dios a la categoría humana.

Sin duda alguna, Jesús fue un gran orador y un hombre dotado de grandes saberes y poderes que le permitían hacer cosas extraordinarias que otros hombres no podían hacer, y tal vez por eso la gente lo equiparara a los grandes profetas. Pero no han sido solo las gentes quienes le tomaban por Profeta. Él mismo se consideró Profeta en muchas ocasiones según se desprende de muchos pasajes de los Evangelios. Veamos algunos de ellos:

Después de oír noticias de que Herodes quería matarlo, Jesús dijo: "Sin embargo, es necesario que hoy y mañana y pasado mañana siga mi camino; porque no es posible que un profeta muera fuera de Jerusalén." (Lucas 13:33). Se estaba refiriendo a él. En otra ocasión estaba enseñando en su propia ciudad y algunos de los suyos comenzaron a ofenderlo; Jesús les dijo: "No hay profeta sin honra sino en su propia tierra y entre sus parientes... " (Marcos 6.4).

En el episodio de los discípulos de Emaús se dice: "¿eres tú el único forastero en Jerusalén que no has sabido las cosas que en ella han acontecido en estos días? entonces él les dijo: ¿Qué cosas? Y ellos le dijeron: De Jesús el Nazareno, que fue profeta, poderoso en obra y en palabra delante de Dios y de todo el pueblo." (Lucas 24:18-20)

Cuando Cristo habla de que él es Profeta se está refiriendo a la profecía que Dios hizo a Moisés: “ Yahveh tu Dios suscitará de en medio de ti, entre tus hermanos, un Profeta como yo, a quien escuchareis." (Deuteronomio 18, 15)

Cristo es el Profeta anunciado por Dios a Moisés, pero no es un Profeta al estilo de los Profetas del Antiguo testamento.