La salud de los mayores. Repaso a nuestro cuerpo

Conferencia dada por el catedratico de Neuro-Psiquiatria Don Juan Antonio Gonzalez para los mayores de Vida Ascendente en Mayo de 1998

Aparato digestivo

Está formado por la boca, el esófago y los intestinos. Este aparato es el encargado de transformar los alimentos en algo que pueda integrarse a nuestro organismo.

La boca

Desde los primeros homínidos hasta hoy se ha ido transformando la forma de nuestra boca. Los primeros homínidos la tenían muy pronunciada por comer carne cruda, mientras que los hombres actuales la tenemos más reducida porque comemos alimentos más blandos. La buena estructura molar es necesaria para masticar bien los alimentos. A los mayores les faltan a veces piezas molares que les impiden masticar bien, y esto es malo. Es necesaria una buena masticación de los alimentos, junto con una buena insalivación, porque ello nos previene de infecciones. A veces creemos que tenemos un trastorno intestinal, o gástrico, y lo que nos ocurre es que hemos masticado mal por comer demasiado aprisa. La falta de insalivación produce sequedad de boca, cosa que resulta molesta a los ancianos. La capacidad bucal no esta solo para hablar, está también para masticar e insalivar los alimentos, de forma que permitan al estómago y al intestino hacer bien la digestión.

Al masticar estamos produciendo también saliva. Si no masticamos, las papilas se secan, insalivamos mal y estamos facilitando infecciones en la boca. La saliva tiene características de antibiótico y de desinfección.Se quejan muchos de que tiene sequedad de boca, y puede ser por la falta insalivación al masticar. Si tomamos cosas blandas, estamos deglutiendo sin masticar, y esto hace que no produzcamos saliva y las papilas se van atrofiando.

Cuando ingerimos alimentos como leche, carne, pescado, galletas, etc los trituramos en la boca, pasan luego al estómago, donde los encimas digestivos lo van a triturar bioquímicamente; la carne va a dejar de ser carne y se convierte en proteínas, y la leche se convierte en cuajo, y luego se van a convertir en hidratos de carbono, proteínas y grasas, y las grasas se van a constituir en aminoacidos grasos; posteriormente van a pasar al intestino, donde se produce una demolición en partículas mucho mas simples para facilitar la absorción y pasar a la sangre donde las grasas se van a convertir en colesterol.

Y aprovecho para adelantarles que el colesterol es necesario, pues una deficiencia en colesterol puede alterar la capacidad mental. Tenemos que comer alimentos que contengan colesterol, como carne y huevos.

Estómago

¿Qué enfermedades podemos encontrar en el estómago? Podemos encontrar imágenes ulcerosas, que son unos "rotos" producidos por el ácido clorhídrico del estómago, o podemos tener cloriferaciones de origen canceroso, que son frecuentes en el anciano, y que se producen no por exceso de ácido clorhídrico, que en anciano tiende a disminuir, sino porque las mucosas del estómago se deterioran con el tiempo.

Intestino

¿Que enfermedades podemos encontrar en el intestino? Podemos encontrarnos con el estreñimiento y con la diarrea. En el mecanismo de paso desde el intestino al ciego y al colon se ha producido una absorción de agua que eliminamos por medio de la orina. Si en el paso de los alimentos por los intestinos se destruyen las bacterias de la flora intestinal que sirven para terminar de digerir los alimentos se puede producir una infección, y con ello la diarrea. Por contra, si bebemos poca agua, o si no comemos alimentos que contengan fibra -verduras, frutas etc.- puede ocurrir que llegue poca agua y pocas fibras a las heces, y éstas se endurezcan produciendo el estreñimiento.

Además de esto, puede contribuir al estreñimiento el que en los mayores las paredes intestinales ya pierden elasticidad y hacen que el tránsito sea lento y cuesten las defecaciones. Si no se hacen bien las digestiones, los residuos alimenticios que quedan en los intestino pueden fermentar y producir gases, y pueden producir toxicidades que pasan a la sangre o incluso al cerebro a través de la sangre.

Otra patología importante del aparato digestivo es la hernia de hiato. Cuando las paredes del estómago tienen falta de fuerza muscular ceden, y el diafragma deja pasar el estómago hacia arriba y se va a producir una hernia. En vez de salir hacia fuera, las paredes del estómago van a subir hacia arriba y va a producir una hernia de hiato. En cuanto tiene una distensión por gases va a presionar al corazón y va a dar la sensación de una angina de pecho que puede obligar a ir a urgencias con facilidad. La distensión producida en esta hernia puede producir reflujos o eruptos, que son fáciles de corregir evitando las comidas que producen gases, como ciertas verduras, entre ellas el repollo, o ciertas bebidas gaseadas.

También se pueden producir úlceras de strees en el anciano. Un estado de tensión nerviosa prolongado es capaz de producir una úlcera gigante en el anciano con tendencia a la hemorragia o a la perforación.

Aparato respiratorio

Otras alteraciones importantes son las que corresponden al aparato respiratorio, como las bronquitis que se acentúa en los ancianos. En el anciano es muy importante prevenir las infecciones de las vías respiratorias. ¿Y como conseguir esto? Paseando, y además del paseo gimnasia respiratoria. Los pulmones se ventilan moviendo las costillas al respirar, pero en el anciano ya no se mueven, porque debido a la artrosis se han vuelto rígidas.

¿Y que es lo que debe hacer? Si un anciano tiene bronquitis se producen secreciones, pero si no puede expulsarlas producirán infección. ¿Que debe hacer? Tener entrenamiento para airear el pulmón. Al expulsar el aire, el diafragma sube, lo mismo en el anciano que en el joven, mientras que al inspirar, al meter el aire, el diafragma baja. Las costillas no podemos moverlas, pero diafragma sí, y al moverlo estamos moviendo los pulmones, y estamos moviendo las secreciones, y facilitamos su expulsión. Los problemas bronquiales, aunque se tenga tos, si expectora no se van a morir nunca de eso, pero cuando una persona tiene tos, y tiene secreciones y no las expulsa entonces sí tiene riesgo de morir. Si al respirar no metemos aire suficiente, y si en vez de aire metemos secreciones en el pulmón entonces se puede morir por falta de oxigenación en la sangre. Por tanto hay que intentar mover los pulmones, y a esto ayudan los paseos y la gimnasia respiratoria.

El tabaco. Yo soy un antitabaco. El tabaco va a producir 700 veces más el cáncer en el pulmón; va a producir 103 veces más infartos de miocardio de las personas que fuman sobre las que no fuman y 110 veces más cánceres en otras partes del cuerpo como en el estómago o intestinos. El fumador produce monóxido de carbono y otras substancias cancerígenas. Sabemos que el alquitrán produce cáncer.

Aparato circulatorio

El aparato circulatorio tiene una bomba, que es la que lanza la sangre a través de las arterias para llevarla por todo el cuerpo, y con la sangre los nutrientes necesarios para cada una de las partes del cuerpo, y del cerebro. El corazón envía sangre a todas las partes del cuerpo por muy distantes que se encuentre; el cerebro es el que menos soporta estar sin sangre. El corazón atiende en primer lugar al cerebro, en segundo lugar a las coronarias, y en tercer lugar al riñón. Vemos que cuando una persona tiene un accidente, por ejemplo, su cuerpo se queda blanco, sin sangre, pero el corazón sigue latiendo ; se retira sangre de las partes que pueden soportar mas tiempo sin sangre y el corazón sigue regando aquellas partes que pueden pasar menos tiempo sin ella.

La sangre circula por las arterias, pero las arterias de los ancianos no son como las de los jóvenes; mientras que las paredes internas de las arterias de los jóvenes son lisas, las de los ancianos están rugosas, y con nódulos de grasas adheridas a sus paredes y placas de ateroma que impiden que la sangre fluya sin dificultad. Los hematíes de los jóvenes tienen una forma ovoide para facilitar la velocidad, y van separados unos de otros debido a esa velocidad, mientras que los de los ancianos han perdido su forma ovoide, y tienen tendencia a la aglutinación; cuando se aglutinan tres o cuatro forman un trombo, y las arterias tienen dificultad para hacer progresar estos hematíes.

Esto indica que el anciano necesita tener una atención preventiva para intentar prevenir los riesgo de las enfermedades que su ancianidad conlleva. Tenemos que saber los peligros que un anciano está corriendo para poder prevenir las enfermedades, no para curarlas, que luego ya pueden ser irreversibles. El proceso de una arteria puede ser éste: a los 20 años es completamente lisa; a los 30 pueden verse placas de colesterol y más tarde esas placas se calcifican y endurecen la arteria e impide la capacidad de conducción normal de la sangre. El pulso de los niños se encuentra mal porque es elástico, fluido, mientras que el de los mayores se encuentra mejor porque tiene que hacer fuerza para impulsar la sangre a través de sus arterias.

Las arterias, cuando tienen mucho colesterol, dificultan el riego del cerebro, y se pueden ulcerar en su interior. El mal estado de las arterias puede producir estrechamientos y obstrucciones que den lugar a infartos de miocardio y trombosis cerebrales.

El riñón

Hemos visto que a través del aparato digestivo introducimos sustancias que van a alimentar nuestro cuerpo, y a través del aparato circulatorio las distribuimos. Pero en estas operaciones también producimos substancias tóxicas. Si las dejásemos dentro de nuestro cuerpo nos intoxicaríamos. Para eso tenemos nuestra depuradora específica, los dos riñones, que están constituidos por un millón de nefronas cada riñón. Nos bastarían con quinientas mil, esto es, que con medio riñón podríamos hacer una vida normal. Esto quiere decir que aunque perdamos un riñón podemos seguir haciendo una vida normal como la de cualquier otro que tenga los dos. Al día filtra 180 litros de agua de la sangre, lo que pasa es que de estos 180 se consumen en el cuerpo casi todos, y solo se expulsa con la orina litro y medio con un poco de urea y otras substancias tóxicas que no nos interesan.

Osteoporosis

Las personas disminuyen de tamaño cuando llegan a ancianos. Es por la osteoporosis. A los 20 años la columna está erecta completamente; a los 40 ó 50 ya ha disminuido algo nuestra estatura y se nota un poco de chepa, y a los 60 años ya ha disminuido bastante y tiene bastante chepa. Esto significa que los discos de la columna vertebral han disminuido, y las vértebras también. Esto se debe a que los huesos se han ido descalcificando. Los "ladrillos" -los huesos- que antes estaban rodeados de "cemento" -masa osea- y con "cemento" dentro de su estructura, la van perdiendo. Esto es la osteoporosis y la pérdida del calcio, del cemento, da lugar a que se puedan romper más fácilmente; hasta el toser podría llegar a romper el hueso descalcificado. Durante la juventud hay unas células, los oseoplastos, que están suministrando más calcio, del que gastamos, y así los huesos crecen y se endurecen. De mayores tenemos pocos osteoplastos, pocas células que suministran calcio, y más células que lo sacan y así es como perdemos masa ósea. ¿Que podemos hacer para evitar o retrasar esto? Ya no podemos incrementar la masa ósea, pero sí podemos evitar la caída del calcio, alargar esta época de caída del mismo. Para ello hay que hacer dos cosas: tomar calcio, y tomar elementos que fijen el calcio que tomamos. No basta tomar calcio si no lo asimilamos; hay que tomar también componentes que lo fijen. Las fracturas más frecuentes son las de cadera, las del húmero, las de radio y las de la muñeca, y tenemos que tratar de prevenir esas fracturas.

En España el anciano tiene problema de sobrepeso, porque se mueve poco, gasta pocas calorías, y come mucho y mal, lo que da lugar a que engorde y no esté bien nutrido, incrementando la sobrecarga al pulmón, al corazón, a los riñones y a los huesos.

Los cuidados nutritivos deben comenzar desde la misma infancia, para evitar el exceso de tejido adiposo. Este tejido es necesario para podernos mover, pero nuestra comida debe estar en función de nuestra actividad física y psíquica. Si hacemos una vida de reposo, debemos comer poco; si estudiamos y gastamos calorías podemos comer un poco más, de forma que estén en relación las calorías que tomamos con las que consumimos.

Una persona obesa es un candidato a ser hipertenso, a tener una lesión cardíaca, a tener cálculos en la vesícula, trastornos de tipo renal, y trastornos de la funcionalidad cerebral. El obeso es candidato número uno a la arteriosclerosis, al infarto, y a hipertensión, que es la madre de todas las enfermedades cardíacas, y crea un problema de diabetes "mellitus", que es una diabetes que casi todos los ancianos la tienen. La diabetes "mellitus" es una pérdida de la actividad de liberación de insulina y de metabolización de la glucosa; es una enfermedad muy traidora que produce mucho apetito y mucha sed, y que al principio no tiene síntomas dolorosos. Está produciendo tal deterioro de nuestro organismo cerebral, circulatorio, respiratorio, de la extremidades etc. que conduce a muchísimas otras enfermedades como la ceguera, rinopatías, conmoción cerebral, etc., que aparecen cuando ya no hay remedio.

El cerebro

Vamos con el tema más importante. Con nuestra caja negra: el cráneo. Durante muchas generaciones, y durante muchos años, se viene estudiando el cráneo, pero es una caja cerrada de la que sabemos muy poco, aunque algo hemos ido aprendiendo. El cerebro va a ser el que condicione nuestra conducta, y determine nuestra fisonomía de ser humano, la capacidad de ser individual, único y diferente a otro: Yo no soy igual a nadie, ni nadie es igual a mi; cada uno tenemos nuestra individualidad, y esto lo va a determinar nuestra conducta, independientemente de nuestra formación, de nuestra capacidad intelectual y de nuestra experiencia, y va a determinar un estado de sociabilidad y de creatividad del ser humano diferente a la de los animales.

En un cerebro joven están juntos los dos hemisferios, y las cavidades ventriculares son pequeñas, pero a partir de los cuarenta años, perdemos cincuenta mil neuronas diarias, y si recibimos traumatismos, como es el caso de un boxeador, de cada golpe puede perder unas cien mil, por eso decimos que acaban casi todos dementes anticipadamente; el cerebro de un joven puede pesar de un kg. a 1,400 en el hombre, y aproximadamente 1,300 el de una mujer.

Con el tiempo el cerebro de una persona mayor se va atrofiando, y se va reduciendo; su volumen es menor, los hemisferios y las circunvalaciones se separan y se van atrofiando; es la atrofia propia del envejecimiento, pero aun nos permite pensar y razonar; esto ocurre porque van muriéndose las neuronas y sus prolongaciones. Si viéramos el cerebro de un demente, podríamos observar como tiene completamente separados los dos hemisferios y su masa gris es muy poca.

Nuestra falta de capacidad intelectual no se debe a la falta de neuronas; nos sobran neuronas, aunque se mueran todos los días montones de ellas. Lo que determina nuestra intelectualidad son las neuronas capaces de comunicarnos con el exterior. Esta comunicación se hace a través de una sustancia, la adrenalina, que estimula a las neuronas. Una neurona estimulada transmite la información a la siguiente, y ésta a la siguiente, y así hasta que llegue a nuestro cerebro. Si yo veo un cuadro de Zurbarán, o de Goya, el ojo transmite la información al cerebro a través de las neuronas, y en el cerebro puedo distinguir si lo que he visto es de Goya o de Zurbarán. Pero si la información no llega a mi cerebro, o no tengo capacidad para interpretar lo que veo, es como si no viera nada, tengo una ceguera psíquica. Por lo tanto, podemos decir que la funcionalidad de nuestra mente es la síntesis y la liberación de estos neurotransmisores, y esto es lo que falla en los dementes y en los depresivos. Por eso hoy día estamos utilizando como antidepresivos los inhibidores de la decantación de serotonina, porque es el que mejor mantiene esa concentración en el bulbo.

La conservación en buen estado de nuestro cerebro va a depender exclusivamente de la buena oxigenación y de su buena nutrición a través de las arterias. Cuando las cervicales pinzan la arteria que va al cerebro, podemos sentir a veces mareos e inestabilidad, y es porque no llega bien la sangre al cerebro .

¿Pero que le ocurre al anciano? Que va perdiendo los receptores exteriores, lo sentidos; va perdiendo vista; va perdiendo sensibilidad en el tacto. Va perdiendo la capacidad activa de sus receptores exteriores. ¿Y por qué pierde el anciano su capacidad de hacer cosas? Porque no la estimula, porque cada vez la va usando menos a causa de que cada vez le cuesta más hacer las cosas.

Por eso les recomendamos que no dejen totalmente sus actividades; quien no las deja sigue conservando su capacidad de hacer cosas en mayor grado que quien las abandona. Si Uds. siguen haciendo ganchillo, no perderán su capacidad de hacerlo por el hecho de ser mayores. Y el que sigue leyendo, seguirá teniendo capacidad interpretativa. Le costará ver con los ojos, pero seguirá viendo bien con el intelecto. Por lo tanto vemos que conservar bien nuestros neurotransmisores es cuestión de mantenimiento. Si dejamos de hacer, dejamos de transmitir, y los transmisores se atrofian.

Lo importante es mantener la capacidad interpretativa del cerebro; que pueda interpretar si están tocando una jota o a Betoven, y para que el cerebro pueda mantener su capacidad interpretativa tenemos que mantenerlo activo.

El sueño

Vamos a terminar haciendo una ligera referencia al sueño. Vds. se quejan con frecuencia de que duermen poco. Con el sueño nos ocurre lo mismo que con la comida. Tenemos que adaptarlo a nuestras necesidades; un anciano que no tenga apenas actividad puede tener suficiente con cuatro o cinco horas.

Cuando despiertan a las cuatro, o las cinco de mañana, por ej, no recurran a las pastillas para dormir; es un error; cuando hayan dormido cuatro, cinco o seis horas y despiertan no tomen pastillas; escuchen música, lean, o piensen en las musarañas sin ponerse nerviosos por la falta de sueño. No necesitan dormir más. No quieran dormir con hipnóticos a base pastillas, porque lo que están haciendo es atrofiando sus neuronas, y están atrofiando sus funciones intelectuales. Cinco o seis horas son suficientes, y no tienen por qué dormir más; en esas horas hay que contar el tiempo de la cabezada de mediodía, que es muy buena costumbre.