La buena educación


El hombre es un ser social condenado a vivir en compañía de otros seres de su especie, y para que nuestra convivencia resulte lo mas grata posible hemos ido creando a través de los siglos una serie de normas que cada cultura acepta y practica según las épocas y lugares. Estas normas son conocidas como normas de urbanidad. Como todo en la vida, también estas normas van cambiando con los tiempos, y lo que ayer era una norma de buena educación, hoy puede resultar ridículo seguir poniéndola en práctica.

Hoy día ocurre que al haberse abierto los países a la libre circulación de la personas, y sobre todo con el fenómeno de inmigración, convivimos una mezcla de culturas con costumbres diferentes, y lo que para unos es norma de buena educación para otros, en razón de la cultura y costumbres de su país de origen puede estar mal visto, e incluso puede ser considerado como algo ofensivo.

Ante este panorama ¿qué normas de buena educación pueden darse? Habrá que poner en primer lugar la del sentido común, que suele ser la mejor para no meter la pata, o para sacarla airosamente en el que caso de que la hayamos metido.

Lo que exponemos a continuación no es un manual de normas de buena educación, y su seguimiento estricto no garantiza estar haciendo siempre lo correcto. Nuestra finalidad pretende simplemente dar a conocer unas normas que nos sirvan de orientación para la mejor convivencia con nuestros semejantes.

Hecha esta salvedad pasamos a hablar de la buena educación.

¿Qué es y para que sirve la buena educación?

Según Lord Chesterfield, uno de los grandes personajes que han escrito sobre los comportamientos sociales, “ los buenos modales sirven de adorno a otros conocimientos y le abren paso a través del mundo”. La buena educación no se ciñe solo a los buenos comportamientos en lo social, abarca todos los campos en los que se va a desenvolver nuestra vida. A lo largo de los siglos la buena educación –una educación completa- ha consistido en recibir instrucción de todos y cada uno de los campos en los que vamos a actuar en nuestra vida.

Si nos referimos sólo a los comportamientos sociales, la buena educación viene a ser sinónimo de cortesía, urbanidad, civismo y buenos modales. Con cualquiera de estas expresiones queremos indicar un conjunto de comportamientos admitidos y valorados como buenos en la sociedad que vivimos.

Lo contrario de una persona bien educada es un maleducado, un incivilizado, o una persona con malos modales, y todo esto implica rechazo por parte de la sociedad. Puede ocurrir, ocurre, que lo que es de buena educación en una cultura sea rechazado en otra, pero esto no nos exime de conocer qué comportamientos son aceptados en la sociedad en que vivimos, porque de no seguirlos tendremos dificultades para la convivencia.

La enseñanza de la buena educación social debería ser una de las asignaturas más importantes en la enseñanza de las personas.

Todas las sociedades cuentan con normas de comportamientos, unas escritas y otras no, pero todas tienen la misma validez a la hora de aceptar o rechazar los comportamientos de sus individuos. Cumplir estas normas puede ayudarnos a relacionarnos mejor con las personas de nuestro entorno, mientras que su incumplimiento puede complicarnos la vida. Ser bien educado no garantiza nada, pero es una buena carta de presentación para que seamos bien recibidos.

¿En qué consiste ser bien educado?

Fundamentalmente en respetar, ayudar y valorar al prójimo, y esto se expresa mediante una serie de gestos y de expresiones que todos valoramos como buenas, tales como dar las gracias, ceder el asiento al que vemos que lo necesita más que nosotros, tratar a todos con respeto, etc. Victoria Camps en si libro Virtudes públicas afirma que se dice que una persona es bien educada cuando se comporta correctamente, conoce y practica las normas de cortesía al uso, no pierde la compostura y sabe estar en cualquier parte.

La buena educación, en opinión de algunos autores, es un bumerang que nos devuelve con creces el bien que intentamos hacer al otro, y nos lo devuelve en forma de favores y de satisfacciones personales.

Hábitos de la buena educación.

Entendemos aquí por hábitos de buena educación la costumbre de practicar comportamientos que reflejen esa buena educación, y la mejor forma de adquirirlos es practicándolos desde que somos pequeños. La familia es la mejor escuela para adquirir buenos hábitos de comportamiento, porque la familia viene a ser como una pequeña sociedad donde se aprende a convivir. Quien no haya aprendido a convivir dentro de la familia, difícilmente podrá hacerlo en la sociedad.

Un autor da las siguientes pautas para introducir el hábito de las buenas costumbres en una familia donde haya varios miembros :

La buena conducta en casa –dice- es fundamental para una buena convivencia familiar; si además somos muchos en casa (hijos, padres, abuelos, parientes, etc.) aún es mucho más necesario este aprendizaje. Además de las reglas básicas de comportamiento se pueden establecer otras propias que vayan encaminadas a mejorar la convivencia entre todos los miembros de la familia y personas que viven en casa. Vamos a dar algunas pautas que hacen que las relaciones con los demás miembros de la casa vayan por buen camino:

No podemos olvidar que en la familia es donde se adquieren los buenos o malos hábitos de convivencia, y son los padres y los mayores los responsables de que los menores adquieran esos buenos hábitos que le van a ayudar a convivir mejor en sociedad. Vivir en comunidad es algo que todos tenemos que hacerlo en la vida, y que requiere a veces esfuerzo y sacrificio para tolerar al prójimo, pero merece la pena hacer este sacrificio porque sus ventajas son mayores que el sacrificio que tenemos que hacer.