ASISTENCIA ACTOS SOCIALES

 

Si somos invitados a actos sociales  debemos tener presente que tan malo es el retraso como llegar an­tes de tiempo (incluso puede que esto sea peor): si le  han citado a  diez de la noche no se presente a las 9.30 porque puede pillar a los anfitriones todavía sin arreglar.

Lo cortés es llegar con un retraso de unos diez o quince minutos, dándole margen a los anfitriones por si fueran retrasados. Es­ta opinión es discutible, pero, en todo caso, nunca más tarde de un cuarto de hora.

Suele ser costumbre que cuando nos invitan a una comida  en una casa se lleve algún detalle gastronómico, como  vino o un postre, pero esto en ocasiones violenta al anfitrión porque ya tiene un vino seleccionado o ha empleado tiempo en elaborar un postre propio que queda deslucido. Lo recomendable es un detallito para la ca­sa o mandar flores al día siguiente.

 Si por el contrario somos nosotros quienes organizamos  una fiesta de pocos invi­tados, nuestra  obligación es presentarlos a todos. Si los invitados son muy nume­rosos, no estará obligado a presentarlos a todos, pero sí debe vigilar que ninguno de ellos deambule por la fiesta como al­ma en pena, tratando de incorporarse a algún grupo.

Si queremos facilitar la introducción del presentado  al grupo, podemos in­dicar el trabajo o las aficiones que tiene, para dar pie a un tema de conversación inicial. Será un detalle muy agradecido por los presentes.

 La autopresentación

 Es aceptable sólo en algunos casos. Así, si asistiera a una fiesta y no fuera presentado, puede re­currir a autopresentarse: diga su nom­bre y apellido, añadiendo algo del estilo de "tenía muchas ganas de conocerle" o "me han hablado mucho de usted".

Procure no hacer intromisiones a destiempo. No autopresentarse o pre­sentar a otras personas cuando vea que están ocupadas o en una conversación privada.

Si se siente incómodo, o un poco apartado de una conversación con otra persona o un grupo de personas, despí­dase de forma educada, con cualquier fórmula de cortesía: "Perdonen, pero acabo de ver entrar a un amigo. Dis­cúlpenme, voy a saludarlo"; "Ha sido un placer charlar con ustedes, pero tengo que dejarles"; y otras fórmulas similares.

 Los saludos.

   Mucha gente  no saluda al entrar en un comercio, en una oficina o al encon­trarse con alguien en la escalera de su casa, pero está bien saludar en estos sitios, aunque en las grandes ciudades se empiece a ver como algo extraño

Los saludos son muy importantes en cualquier relación social. Tutear no significa ser más moderno o ser más abierto, sino una considerable falta de respeto por la otra persona (sobre todo cuando se trata de personas mayores). Hay que evitar el tuteo tanto en las re­laciones laborales como en las sociales en las que no se tenga una confianza adquirida y mientras la persona no le indique lo contrario.

Al dar la mano debe mirar fijamen­te a la persona que saluda. El contacto visual es tan importante como el con­tacto físico de las manos Las miradas huidizas suelen generar una cierta des­confianza. Si el saludo lo acompaña de una sonrisa, mucho mejor. Una cara agradable es una buena carta de pre­sentación acompañada de un saludo de cortesía.

No es correcto lanzar la mano prime­ro, hay que esperar a que se la ofrezcan las personas de mayor rango o edad, las mujeres y sus superiores.

Si está sentado y le presentan a una persona debe levantarse en señal de respeto. Sólo la mujer puede seguir sentada, aunque debería también le­vantarse si le presentaran a una señora de mayor edad o a un señor de elevada posición social.

 Cómo vestir

 La imagen es nuestra tarjeta de visi­ta. Aunque las personas tengamos otros muchos valores, la primera impresión es fundamental.

Las tendencias de moda pueden suge­rir nuestra vestimenta en cada tempo­rada, pero no imponerla, siempre utili­zaremos el sentido común y elegiremos aquellas prendas que mejor se adapten a las líneas de nuestro cuerpo.

A la hora de vestirnos hay que pensar: "Cómo soy, qué años tengo, dónde voy y qué hora es", eso le dice a uno lo que debe ponerse.

Se dice que un hombre bien vestido es aquel que compra su ropa inteli­gentemente, se la coloca con esmero y después se olvida de ella y se siente tan cómodo como si no llevara nada.

En general, la moda y la elegancia están muy unidas a la naturalidad, la armonía, el respeto y el buen gusto, no siendo elegante lo que se suele juzgar como excéntrico o demasiado atrevido. La discreción y la sencillez son siempre preferibles a la exageración y la osten­tación.

Los hombres no deben llevar la cami­sa del mismo color del traje.

No se deben combinar estampados muy similares en dos prendas, ni cua­dros con rayas, aunque a veces, hay que reconocerlo,  hay tendencia a la trasgresión de las normas.

La oportunidad o inoportunidad de nuestra ropa transmitirá mensajes si­lenciosos de poca o mucha adaptación social. Todas las prendas llevan implíci­ta alguna intención y en este sentido es importante vestirse de acuerdo con la impresión que queramos transmitir.

   El vestido en ceremonias.   

 Por regla general no hay que ir de blanco a una boda, de negro a una co­munión, ni de colorines a un funeral. Lo de ir de blanco a un enlace no es por el color sino porque no hay que restarle protagonismo a la novia, que es quien debe destacar

No se lleva vestido largo para una bo­da de día, el largo se deja para la no­che.

Por la mañana, pamela; por la tar­de, sombrero; y por la noche, tocado No todo el mundo se atreve con la pamela, ni a todos les queda bien. Se puede ir muy elegante sin este complemento y mejor prescindir de él si no se está muy seguro.

Para los caballeros, el frac está reservado para la noche y ocasiones muy formales, es el traje de máxima etiqueta.

Se llevará cuando el ceremonial o la invitación lo señalen. Lo puede utilizar el novio cuando la bo­da sea después de la caída del sol. El esmoquin es el traje de ceremonia más usado por las noches. En las invitaciones se suele indicar la ex­presión "corbata negra" para los actos que requieren esta etiqueta.

Cuando en una invitación se indique el atuendo recomendado debe seguirse la indicación .

 Quizá quieras saber que diferencia hay entre frac, esmoquin y media etiqueta.

El frac 

Las prendas básicas que componen este vestuario son:

 Chaqueta.  De color negro o azul-negro, en tejido de granito, generalmente. Por delante llega hasta la cintura y por detrás lleva dos faldones caídos. Las solapas en seda, sin brillos, preferiblemente mates.

Camisa  Blanca, de pechera dura o muy almidonada, cuello subido (de pajarita) y puño de doble ojal, para los gemelos. Preferiblemente de hilo. La abotonadura puede ser de perlas o pequeños brillantes, en algunos casos.

Chaleco. Ajustado, cruzado o recto de una fila de botones. Para actos Académicos o Religiosos de color negro. Para el resto de actos, blanco, por regla general. Tejido de piqué o moaré de seda.

Pajarita. Blanca y hecha de lazo. Evitar las de nudo hecho. El tejido: piqué.

 Pantalones. Negros, de corte clásico y lisos, del mismo género que la chaqueta. Cinta lateral de unos 2 cms. de ancho, generalmente en raso.

Zapatos. Negros, de corte clásico, preferiblemente de cordones y de brillo, tipo charol.

Sombrero.    De copa, negro y en seda mate.

GuantesDe color gris claro, blancos o color hueso. De gamuza.

En caso de utilizar pañuelo, blanco y de lino o hilo.

El frac, se viste en actos académicos, recepciones, cenas, etc. de gran gala.

La corbata negra se usa, en actos religiosos y académicos. La corbata blanca es usada en recepciones y cenas de gala (y actos similares).

Esta prenda, el frac, no es habitual en ningún ropero masculino , a no ser que sea una personalidad o un amante de los trajes de etiqueta, por lo que la mejor opción, en caso de necesidad, es proceder a su alquiler en alguna casa especializada en la materia. Generalmente sastrerías y tiendas especializadas de caballeros.

 Esmoquin.

 Esta indumentaria está compuesta por:

Chaqueta de cena, normalmente  negra, y no tiene colas como el frac o el chaqué.  Lo común es que se cierre al frente con uno o dos botones. Las solapas se confeccionan  en satén siendo tradicionalmente en pico, aunque las solapas con muescas son comunes y aceptables ahora.

Camisa de cuello pajarita y color blanco, Pantalones negros. Los pantalones tienen casi siempre una raya lateral que se combina en material con el de la solapa de la chaqueta.

El  fajín puede ser de color claro u oscuro, pero siempre brillante .

El chaleco, al igual que la pajarita suele compartir tejido con las solapas de la chaqueta.

Los zapatos son negros pudiendo ser de charol . Si se llevan guantes, son blancos o de color gris.

 Cómo usar  el esmoquin: Al estar de pie se lleva siempre abrochado y al sentarse se desabrocha, para volver nuevamente a colocar el botón si la persona se pone de pie nuevamente.

 Media etiqueta:

Se puede usar en las mismas ocasiones que el chaqué, consiste en una americana de corte normal, de una fila o cruzada, pero los bolsillos no deben llevar solapa que los cubra. El resto de las prendas y complementos, son los descritos para el frac

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