FRANSIS S. COLLINS: TESTIMONIO DE UN CIENTÍFICO DEL SIGLO XXI


Datos de Wikipedia 


 Francis S. Collins (Staunton, 14 de abril de 1950) es un genetista estadounidense, conocido por sus descubrimientos de genes causantes de enfermedades y por haber dirigido el Proyecto Genoma Humano durante nueve años. En 2009 fue nombrado director de los National Institutes of Health de Estados Unidos[2] por el presidente Barack Obama quien lo consideró como "uno de los mejores científicos del mundo".[  
 En 2007 fundó la Fundación BioLogos, con el objetivo de abordar los temas centrales de la ciencia y la religión y hacer hincapié en una compatibilidad entre ciencia y fe cristiana.
Collins ha descrito a sus padres como "cristianos solo de nombre", y a su paso por el postgrado se consideraba ateo convencido. Sin embargo, siendo un joven médico le llamó la atención la fuerza de varios de sus pacientes más delicados de salud, que en vez de quejarse a Dios, parecían apoyarse en su fe como una fuente de fuerza y consuelo. Él se familiarizó con los argumentos tanto a favor como en contra de Dios en la cosmología, y leyó Mero cristianismo del cristiano anglicano C. S. Lewis como base para revisar sus creencias.[27] La obra de este escritor profundamente creyente ―autor de Las crónicas de Narnia― le hizo reflexionar y tras llegar a una conclusión, se convirtió al cristianismo durante una caminata en una tarde de otoño. Ahora se considera a sí mismo como un "cristiano serio".[17]
El científico considera que los milagros son una “posibilidad real” y descartó que la ciencia sirva para refutar la existencia de Dios debido a que está confinada al mundo “natural”.
Lo que dice de sí mismo
Es autor del libro titulado El Lenguaje de Dios": Un científico presenta evidencia para creer y esto es lo que dice de sí mismo   según datos de  CNN, traducción al español del Padre Jordi Rivero, 2007)
Como director del Proyecto Genoma Humano (Human Genome Project), he dirigido un consorcio de científicos en la lectura de 3.1 billones de cartas del genoma humano, nuestro libro de instrucciones del ADN. Como creyente, yo veo el ADN, la molécula de información de todas las cosas vivas, como el lenguaje de Dios y la elegancia y complejidad de nuestros propios cuerpos y del resto de la naturaleza, como una reflexión sobre el plan de Dios.
Yo no siempre acogí estas perspectivas. Como estudiante graduado de química física en la década de los 70, yo era un ateo, no encontrando razón para postular la existencia de ninguna verdad fuera de las matemáticas, la física y la química. Pero entonces fui a la escuela de medicina y junto al lecho de mis pacientes encontraba casos de vida o muerte. En una ocasión, retado por uno de esos pacientes que me preguntó: "¿Qué cree usted doctor?", comencé a buscar respuestas.
Tuve que admitir que la ciencia que yo tanto amaba era incapaz de contestar preguntas tales como: "¿Cual es el sentido de la vida?", "¿Por qué estoy aquí?", "En fin, por que funciona la matemática?", "Si el universo tuvo un comienzo, ¿Quien lo creó?", "¿Por qué las constantes físicas en el universo están tan finamente ajustadas para permitir la posibilidad de formas de vida complejas?", "¿Por qué los humanos tienen sentido moral?", "¿Que ocurre cuando morimos?"
Siempre había asumido que la fe estaba basada en argumentos puramente emocionales e irracionales y quedé asombrado al descubrir, al principio en los escritos del profesor de Oxford C.S. Lewis y después en otras fuentes, que uno podía edificar un caso muy sólido a favor de la posibilidad de la existencia de Dios en fundamentos puramente racionales. Mi anterior afirmación atea: "Yo sé que no existe Dios" surgió como la menos defendible. Como dice el escritor inglés  G.K. Chesterton en su famosa frase: "El ateísmo es el más atrevido de los dogmas, porque es la afirmación de un negativo universal"
Pero la sola razón no puede probar la existencia de Dios. La fe es razón y revelación. El componente revelación requiere que uno piense con el espíritu y también con la mente. Tienes que escuchar música, no solo leer notas en un papel. Al final hace falta un salto de fe.
Para mi ese salto ocurrió cuando tenía 27 años. Después de que una búsqueda para aprender más sobre el carácter de Dios me llevó a la persona de Jesucristo. He aquí una persona sobre cuya vida existe evidencia histórica extraordinaria, que hizo declaraciones asombrosas sobre el amor al prójimo y cuyas afirmaciones de ser hijo de Dios parecían exigir una decisión sobre si estaba loco o era la verdad. Después de resistir por casi dos años, encontré que me era imposible vivir en tal estado de incertidumbre y me hice seguidor de Jesús.
Así que algunos me han preguntado, ¿no explota tu mente? Puedes buscar entendimiento sobre cómo funciona la vida utilizando las herramientas de genética y biología molecular y también dar culto a Dios creador? ¿No son la evolución y la fe en Dios creador incompatibles? ¿Puede un científico creer en milagros como la resurrección?  En realidad no encuentro conflicto en esto y aparentemente tampoco lo encuentran el 40% de los científicos que trabajan y declaran ser creyentes.
Sí, la evolución por descendencia de un ancestro común es claramente cierta. Si quedaba alguna duda sobre la evidencia de los fósiles, el estudio del ADN provee la prueba más fuerte posible de nuestra relación a todos los otros seres vivientes. ¿Pero, por qué no puede este ser el plan de Dios para la creación? Cierto, esto es incompatible con la interpretación ultra-literal del Génesis, pero mucho antes de Darwin habían muchos intérpretes pensadores, como San Agustín, que encontraban imposible estar exactamente seguros sobre el significado de esa asombrosa historia de la creación. De modo que atarse a una interpretación literal frente a la convincente evidencia científica que indica la vejez de la Tierra y la relación entre los seres vivos por medio de la evolución no perece ser sabio ni necesario para el creyente.
Yo he encontrado que hay una maravillosa armonía en las verdades complementarias de la ciencia y la fe. El Dios de la Biblia es también el Dios del genoma. A Dios se le puede encontrar en la catedral o en el laboratorio. Investigando la majestuosa y asombrosa creación de Dios, la ciencia puede en efecto ser un medio para adorar a Dios. 
                                                                    

OTROS CIENTIFICOS CREYENTES SIGLOS XX Y XXI

(Datos tomados de la web corazones.org)

                                                                
-ARTHUR COMPTON (1892-1962), Premio Nóbel de física 1927 por su descubrimiento del denominado efecto Compton y su investigación de los rayos cósmicos y de la reflexión, polarización y espectros de los rayos X.
«Para mí, dice este científico, la fe comienza con la comprensión de que una inteligencia suprema dio el ser al universo y creó al hombre. No me cuesta tener esa fe, porque el orden e inteligencia del cosmos dan testimonio de la más sublime declaración jamás hecha: “En el principio creó Dios”...»


ERNST BORIS CHAIN (1906 - 1979), Premio Nóbel de medicina 1945 por su trabajo con la penicilina.
«La idea fundamental del designio o propósito [divino]... mira fijamente al biólogo no importa en dónde ponga este los ojos... La probabilidad de que un acontecimiento como el origen de las moléculas de ADN haya tenido lugar por pura casualidad es sencillamente demasiado minúscula para considerarla con seriedad...»


MAX BORN (1882 - 1970), Premio Nóbel de física 1954 por sus investigaciones en torno a la mecánica cuántica.
«Solo la gente boba dice que el estudio de la ciencia lleva al ateísmo».


ARNO PENZIAS (1933- ), Premio Nóbel de física 1978 por su descubrimiento de la radiación de fondo cósmica, patrones que otros físicos interpretaron como prueba de que el Universo fue creado a partir de la nada o Big Bang.
«Si no tuviera otros datos que los primeros capítulos del Génesis, algunos de los Salmos y otros pasajes de las Escrituras, habría llegado esencialmente a la misma conclusión en cuanto al origen del Universo que la que nos aportan los datos científicos».


DEREK BARTON (1918 – 1998) Compartió el premio Nóbel de química en 1969 por sus aportaciones en el campo de la química orgánica en el desarrollo del análisis conformacional.

«No hay incompatibilidad alguna entre la ciencia y la religión... La ciencia demuestra la existencia de Dios».


CHRISTIAN B. ANFINSEN (1916 – 1995), premio Nóbel de química 1972 por su trabajo sobre la estructura de los aminoácidos y la actividad biológica de la enzima ribonucleica. 
«Creo que solo un idiota es capaz de ser ateo».


ARTHUR L. SCHAWLOW (1921 - ) Compartió el premio Nóbel de física 1981 por el desarrollo de la espectroscopia del láser.
«Al encontrarse uno frente a frente con las maravillas de la vida y del Universo, inevitablemente se pregunta por qué las únicas respuestas posibles son de orden religioso... Tanto en el Universo como en mi propia vida tengo necesidad de Dios»


WILLIAM D. PHILLIPS (1948 – ) Premio Nóbel de física 1997 por su empleo de rayos láser para producir temperaturas de apenas una fracción por encima del cero absoluto.
«Hay tantos colegas míos que son cristianos que no podría cruzar el salón parroquial de mi iglesia sin toparme con una docena de físicos»


Dr. RICARDO CASTAÑON. Era ateo hasta que investigó con rigor científico fenómenos religiosos

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