ENSEÑANZAS DE CRISTO RELACIONADAS CON LOS COMPORTAMIENTOS HUMANOS.      

  Las enseñanzas de Cristo con relación a los comportamientos humanos fueron toda una revolución en su época, y más teniendo en cuenta las costumbres del pueblo en el que anunciaba su doctrina.  Para empezar, en aquel tiempo y en aquel país la familia era el amparo de todo el clan familiar. Abandonarla era  quedar desprotegido en una sociedad en la que todo giraba entorno a la familia patriarcal. La familia , y no la sociedad, era, quien tenía la obligación de proteger a sus miembros. La aspiración de todo hombre y de toda mujer judía era casarse y tener hijos, máxime entre los descendientes del Rey David, pues tenían la promesa de que de su descendencia nacería el Salvador. Jesús empieza por abandonar la familia y renuncia a casarse, sin que nadie supiera por qué, pues nadie sabia que él era el verdadero Mesías.

Entre los judíos estaba mal visto tener contacto con  pecadores públicos y con gente enferma. Creían  que  los enfermos y los pobres lo eran por castigo de Dios a consecuencias de sus pecados. Comer con esta gente, o simplemente tener contacto con ellos, era  considerado motivo de contaminación impura, y expuestos al castigo divino, por lo que para evitar ese castigo debían purificarse siguiendo  los ritos establecidos. Jesús, lejos de huir de estas gentes, buscaba su compañía y comía con ellos.. Esto era un continuo  escándalo entre los suyos, y especialmente entre los doctores de la Ley que eran quienes defendían  los ritos de las purificaciones.

En aquellos tiempos todavía estaba vigente la Ley del Talión, ojo por ojo y diente por diente; no más daño del que te hubieran hecho, pero sí podías vengarte haciendo al otro tanto daño como él te hubiera causado a ti. Jesús en cambio predicaba  amar a todos, incluso a los enemigos. Su Ley -la de Jesús- era la del amor a todos: “Por tanto todo cuanto queráis que os hagan los hombres,. hacedlo también vosotros a ellos; porque esta es la Ley y los Profetas”. (Mt, 7,12)

En una  ocasión Pedro se acercó a Jesús y le preguntó: “Cuantas veces tengo que perdonar las ofensas que me haga mi hermano?. Dícele Jesús: No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete” . (Mt 18,21)

También sobre cómo deben comportarse los Jefes dio Cristo su parecer  “Sabéis que los Jefes de las naciones las dominan como señores absolutos, y los grandes las oprimen con su poder. No ha de ser así entre vosotros sino que el que quiera llegar a ser grande será vuestro servidor, de la misma manera el Hijo del Hombre no ha venido a ser servido, sino a servir” Mt 20,24).

A estas citas podemos añadir otra nada desdeñable para esos que cifran su vida en  acumular fama, dinero y poder,  hoy tan en boga entre nosotros. A estos Jesús les recuerda que es Dios el que dispone de nuestra vida y que no debemos de cifrar nuestra felicidad en las riquezas, y se lo recuerda con esta parábola:

Un señor ante la expectativa de una abundante cosecha  razonaba así: " Voy a demoler mis graneros, haré otros mas grandes, reuniré allí todo mi trigo y mis bienes y diré a mi alma: Tienes muchos bienes en reserva para muchos años; como, bebe y banquetea. Necio –dice Cristo- esta misma noche te reclamaran el alma.; las cosas que atesoraste, ¿para quién serán?. Así es el que atesora riquezas para sí y no se enriquecen en orden a Dios” (Lc 12, 18) . 

Y en otro lugar Cristo dice: “Nadie puede servir  a dos señores ... No podéis servir a Dios y al dinero”. Advertencia muy de tener en cuenta esos que sólo viven para la fama,  el dinero y el poder. 

Hay otras citas muy interesantes en los Evangelios, sobre todo las que tratan del  matrimonio, pero éstas hoy son pocos los que se atreven a defenderlas fuera de la Iglesia, pero conviene recordarlas aquí   ahora que hay tanto divorcio.

        El Evangelio de Mateo, en 19, 3 y siguientes,  narra este diálogo entre los fariseos y Jesús :

       Pregunta el fariseo  ¿Puede uno repudiar a su mujer por un motivo cualquiera?  Él respondió: ¿No habéis leído que el Creador desde el comienzo  los hizo varón y hembra, y que dijo: Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer y los dos se harán una sola carne?. Pues bien, lo que Dios ha unido no le separe el hombre.   Los fariseos aún le replicaron:

¿Por qué Moisés prescribió dar acta de divorcio y repudiarla? Y Jesús contestó: Moisés, teniendo en cuenta la dureza de vuestro corazón, os permitió repudiar a vuestras mujeres, pero al principio no fue así. Ahora bien, os digo que quien repudia a su mujer, no por fornicación,  y se casa con otra comete adulterio.  

 Conviene aquí comentar el inciso de  “no por fornicación”, porque  ha dado lugar a que algunos interpreten que el adulterio podría ser causa de divorcio. La Iglesia Católica no lo interpreta así, y cree que se trata de un inciso temporal puesto para alguna parte de la Iglesia local judía, pero que la verdadera doctrina de Cristo indica que el vínculo matrimonial es indisoluble.

      Las siguientes citas de Marcos y Mateo vienen a aportar mas luz sobre esto:   

Quien repudia a su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra aquella; y si ella repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio (Mc, 10-11). Y Lucas, (16,18)  dice:Todo el que repudia a su mujer y se casa con otra, comete adulterio; y el que se casa con una repudiada por su marido, comete adulterio.

Con este espinoso asunto para nuestros tiempos damos por terminado lo que podríamos  llamar la doctrina social de Cristo,  que bien  podría resumirse así: Tratar con amor a todo el mundo, ayudarnos unos a otros,  no robar, no matar,  no cometer adulterio, no levantar falso testimonio, honrar a los padres... 

  No parece que Cristo fuera un demócrata progresista al estilo moderno, porque no vemos que hable de derechos en ninguna parte, mientras que los progres de hoy cifran todo su quehacer en reclamar derechos obviando las obligaciones. 

¡Ah, si todo el  mundo cumpliera con sus obligaciones!. Que poca  falta haría hablar de derechos y que bien nos llevaríamos entre nosotros.   

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