DIOS Y LAS MATEMATICAS


También los matemáticos se han ocupado del problema de Dios, al igual que los astrofísicos, los filósofos y los biólogos.
El matemático John C. Lennox refiriéndose a la vida sobre nuestro planeta dice: La inferencia a un diseñador inteligente se justifica en base a que la acumulación de ínfimas probabilidades permite descartar el azar como creador del cosmos
De esta opinión es también el cosmólogo Edward Harrison que dice: Estamos ante la prueba cosmológica de la existencia de Dios. La precisión en el ajuste del universo proporciona evidencia prima facie de diseño divino. Hay que elegir: o azar ciego, o admitir la existencia de un diseñador. Muchos científicos, enfrentados a este dilema, se inclinan ante el argumento teleológico o del diseño.

¿Hay alguna probabilidad de que Dios exista? El alemán Thomas Vasek dice que la probabilidad de que Dios exista es del 62% por ciento según sus cálculos hechos  a partir de una fórmula creada hace 250 añospor el pastor presbiteriano y reputado matemático inglés Thomas Bayes. (Los interesados en conocer la  fórmula pueden verla en Wikipedia entrando por Teorema de Bayes)
Con su cálculo personal, Vasek trata de encontrar al menos una salida parcial a un problema que ha ocupado a un sin número de pensadores a lo largo de los siglos.
Los esfuerzos por probar racionalmente la existencia de Dios, según Vasek, han desembocado todos en el fracaso; ya en el siglo XVII Blaise Pascal -que era matemático, físico, teólogo y un jugador apasionado- creía que se trataba de una cuestión ante la que no quedaba otra posibilidad que apostar a ciegas. La apuesta de Pascal venia a ser esta: Si apuesto porque Dios existe y acierto puedo ganar mucho arriesgando poco. Solo me arriesgo a perder algún goce pasajero y caduco. Si apuesto porque no existe y gano puedo ganar poco, porque solo puedo ganar  algún  goce pasajero,   pero si pierdo  puedo perder una eternidad feliz. Ante este planteamiento Pascal aconsejaba apostar a que Dios existe.
Vasek, que sigue de cerca las reflexiones hechas por el físico Stephen D. Unwin en su libro 'La probabilidad de la existencia de Dios', no se contenta con apostar a ciegas y trata de precisar un tanto la posibilidad de una u otra hipótesis al respecto.
Para ello, Vasek usa el cálculo de probabilidades, disciplina que Pascal contribuyó decisivamente a desarrollar.
Vasek hace su análisis en cinco ámbitos: Como punto de partida asume que la probabilidad de que exista Dios es de un 50%, lo que, según admite, es una manera de decir que no se tiene ni la más remota idea de cuál es la respuesta más adecuada, puesto que la hipótesis contraria se asume como igualmente probable.
A partir de ese punto de desconcierto absoluto, se examinan cinco ámbitos de indicios para ver si estos fortalecen una u otra hipótesis.
El primero de esos ámbitos es todo lo relacionado con el origen del universo y, a partir del hecho evidente de que el universo existe, se formula la pregunta de si su surgimiento hubiera sido más o menos posible con o sin la existencia de Dios.
En ello, se ve como "algo más posible" que el universo haya sido creado por Dios a que haya surgido de la nada, con lo que la probabilidad de la existencia de un ser supremo aumenta a un 67%.
Las probabilidades de existencia suben si se analizan la creación y el orden del cosmos, la evolución y la experiencias místicas recogidas en la Historia
En el segundo ámbito, todo lo relacionado con el hecho de que el cosmos tiene un orden, también aumenta la probabilidad de la existencia de Dios. Si las condiciones físicas de nuestro mundo, según Vasek, cambiaran sólo mínimamente, éste colapsaría, lo que sin embargo no ocurre.
"Vivimos en un universo improbable", dice Vasek, y para hacerlo un tanto más probable (y en vista de que parece existir) opta por aumentar la probabilidad de la existencia de Dios al 80%.
El tercer ámbito es todo lo relacionado con la evolución y allí se ven las dos hipótesis (la de que Dios exista y haya desatado el proceso de evolución o la de que éste sea algo autosuficiente) como igualmente factibles. Esto hace que la probabilidad de que Dios existe no cambie.
El cuarto ámbito (el relacionado con la existencia del bien y del mal moral), sin embargo, le da un duro golpe a la hipótesis de que Dios existe.
Aunque la evidente posibilidad que tenemos los seres humanos de reconocer el bien aumenta en algo la probabilidad de la existencia de Dios, la existencia del mal le da un duro golpe hasta reducirla al 45%.
Sólo el último ámbito de indicios, el relacionado con la evidencia de que a lo largo de la Historia ha habido muchas personas que han tenido experiencias místicas y religiosas, hace que la probabilidad de la existencia de Dios vuelva a aumentar hasta ponerse en un 62%. Vemos aquí que no se trata de una formula puramente matemática puesto hace intervenir elementos puramente subjetivos, como son los porcentajes que fija  a cada una de las cinco variables que evalúa .
El resultado de Vasek corrige a la baja el de Unwin, quien en su libro publicado en 2005 había llegado la conclusión de que la probabilidad de que Dios exista es del 67%.
En todo caso tienen el mérito de descubrirnos que hay elementos que hacen inclinar la balanza a un lado a al otro, por lo que no podemos decir que hay las mismas posibilidades de que exista como de que no exista.

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