LA NUEVA EVANGELIZACIÓN

La nueva evangelización esta íntimamente ligada al año de la fe. Las dos tienen por objeto hacer que el mensaje evangélico llegue a todas las gentes de forma correcta, y para esto lo primero es tener claro nosotros este mensaje a fin de que podamos transmitirlo en toda su pureza. A esto van encaminados el año de la fe y la nueva evangelización.

El Papa al recibir  en su visita “ad limina” al tercer grupo de obispos de la Conferencia Episcopal de Francia, subrayó que la ignorancia religiosa en la que viven muchos hombres, incluyendo a los católicos, es uno de los problemas más graves de nuestro tiempo. La Nueva Evangelización, continuó,  debe ser una respuesta urgente a esto, y no será efectiva si no se comprometen en ella  en profundidad  las comunidades y las parroquias.

Queda  explicitada así la razón fundamental de la nueva evangelización: Combatir la ignorancia religiosa que hoy existe en nuestra sociedad. Si el problema es la ignorancia en materia religiosa, parece obvio que la solución deberá ser difundir la enseñanza correcta, y esto tendremos que hacerlo jerarquía y laicos unidos, porque ni la jerarquía sola,  ni los laicos solos podemos llegar a las gentes con  un mensaje creíble sobre la fe.  

Todo hace pensar que  hoy muchos católicos que han abandonado nuestra  religión  es  porque no conocen  ni a Dios  ni a la Iglesia, aunque hayan estado varios años yendo a misa los domingos y fiestas de guardar y hayan hecho estudios en colegios religiosos.

Hay muchos que practican la fe de forma rutinaria y no llegan a descubrir las satisfacciones que proporciona la verdadera  unión con Dios.  ¿Y como puede llegarse a descubrir el tesoro de la fe? El Papa nos lo ha dicho en pocas palabras en su primer twiter: “Dialoga con Jesús en la oración, escucha a Jesús que te habla en el Evangelio y encuentra a Jesús presente en el necesitado”. Cristo nos dice: “Pide y se te dará. Busca y hallarás”.  ¿Quieres descubrir este tesoro? Haz lo que te dicen estos expertos.

Hoy, como ayer y siempre, los cristianos tenemos que confrontar nuestras creencias con las creencias predominantes en la sociedad que nos toca vivir.  ¿Y cuales son  hoy estas creencias? Hay sectores empeñados en quitar a Dios y las religiones de la sociedad. De Dios dicen  que no existe porque nadie puede probar su existencia, y además, siempre según ellos,  las injusticias que vemos por todas partes sin que nadie las castigue, y los sufrimientos de los inocentes que no han hecho mal a nadie son la prueba evidente de su inexistencia.

De la religión dicen que es la causante de grandes males a la humanidad, Ha promovido grandes guerras y crea la división entre los hombres por sus luchas religiosas. El terrorismo de los musulmanes y las hogueras y las cárceles de la Inquisición son claras muestras de la crueldad de las religiones. Estas ideas disfrazadas de cientificismo y progreso, y divulgadas ampliamente por muchos medios de comunicación  están calando hondamente en la sociedad de hoy,  y con estas ideas es con las que tenemos que confrontar nuestras creencias, y, o presentamos argumentos más creíbles que los que ellos dan  o la gente se irá con ellos. Por  ahora sus argumentos están convenciendo más que los nuestros y por eso la gente abandona nuestra religión.

Nosotros con frecuencia proponemos como argumentos para defender nuestras creencias las Sagradas Escrituras, y la autoridad de Cristo, argumentos poderosos y válidos para quienes creen en un Dios, ¿pero que validez pueden tener estos argumentos  para quienes niegan la existencia de Dios y dicen que las Escritura son  manipuladas por los curas?  ¿No tendremos que empezar la catequesis un paso más atrás y empezar a explicar por qué creemos  que Dios es una realidad y no una ficción? Sin una creencia firme en Dios, Cristo queda reducido a un simple hombre, y las Escrituras a simples fabulaciones propagadas la Iglesia. Sin Dios no hay cielo, ni infierno, ni  verdadera justicia para nuestros comportamientos. Tenemos que reinstalar primero al verdadero Dios en la sociedad, y luego ya podremos hablar de Cristo y de su Iglesia, y en esto estamos implicados todos los cristianos.  Por eso quienes hemos tenido la suerte de sentir alguna vez a Dios en nuestros corazones  tenemos la ineludible obligación de darlo a conocer a los demás deshaciendo los errores que hay sobre Él y su Iglesia.

La nueva Evangelización, además de darnos argumentos válidos para emitir un mensaje más creíble que el de nuestros oponentes, deberá encontrar  nuevos canales de transmisión de la fe para que el mensaje llegue puro a todas las gentes, porque los canales tradicionales están perdiendo eficacia. Hoy no se trasmite la religión en las familias  porque la mayoría de los padres carecen de esa formación; se transmite poco en las Iglesias  porque la gente  no acude a ellas, y en los centros de enseñanza se le da esquinazo a petición de los radicales de turno. Reestructurar bien los canales de comunicación para que el mensaje de la fe llegue puro a todas las gentes, será otro de los problemas fundamentales a resolver en  la nueva evangelización.  Y en esto, como queda dicho, estamos implicados todos, pues todos formamos parte de la cadena de trasmisión de fe, y, o logramos llegar entre todos a más gente con un mensaje creíble o serán los ateos y los indiferentes quienes nos ganen la partida como está ocurriendo ahora. 

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